Yo argumento, yo expongo! (Capítulo 2)
Síntesis: Capítulo 2 La argumentación: niveles de análisis:
PADILLA C., DOUGLAS S. Y LOPEZ E. (2013) Yo argumento: taller de comprensión y producción de textos. Editorial Comunicarte.
En términos generales, para analizar textos argumentativos podemos considerar tres niveles: pragmático, global y local. Estos niveles son aplicables tanto a la argumentación oral como a la escrita.
El nivel pragmático considera a toda argumentación dependiente del contexto en la cual se produce. Masseron (1997) propone tres categorías contextuales: la situación potencial, que trata de las normas y valores de la institución; la situación actualizada, refiriéndose al espacio-tiempo y a los roles y expectativas de los participantes; y el contexto polémico, aludiendo a la base de desacuerdo separando a los participantes. Es necesario tener un mínimo de valores, creencias o datos compartidos para avanzar en la discusión. Además, el enunciador construye su punto de vista o tesis sobre un objeto problemático o discutible en el contexto de la argumentación.
Por otro lado, para expresar los diversos puntos de vista en un texto escrito, el enunciador puede utilizar tres estrategias argumentativas propuestas por Masseron (1997), cada una con sus propias características y efectos en el destinatario: en la estrategia justificativa, se justifica una tesis sin tener en cuenta otras posturas; la estrategia polémica, la cual utiliza las posturas contrarias al favor del enunciador para reforzar su postura; y la estrategia deliberativa, donde se proporcionan elementos de juicio para llegar gradualmente a la tesis o conclusión propia.
En cuanto al nivel global, en este se tiene en cuenta las intenciones del enunciador. Muchos autores coinciden en que el enunciador elabora una tesis a partir de un problema y utiliza un conjunto de premisas o datos de la realidad para demostrarla, llegando a una conclusión.
La tesis es el punto de vista del enunciador sobre un objeto de discusión y se forma a partir de la estrategia justificativa. Al contrario, para llevar a cabo una estrategia polémica es necesario apelar a la tesis opuesta y a la tesis adversa a través de citas polémicas. Sin embargo, tanto para la estrategia justificativa como para la polémica, la conclusión es la confirmación de la tesis propuesta. La tesis no siempre debe ser la conclusión, pues es una toma de posición general con posibilidad de aportar a la argumentación, ya sea por medio de premisas, valores o argumentos. Esto último no es el caso de la estrategia deliberativa, donde la conclusión sí es equivalente a la tesis al no ser esta explícita desde el comienzo.
Con respecto a las premisas, estas son afirmaciones con un valor general constituyente de la base de un acuerdo en lo fundamentado durante la argumentación, permitiendo llegar a conclusiones a partir de distintos razonamientos. Sin embargo, lo considerado verdadero depende del tiempo y el espacio donde se esté argumentando, por ende, estas tienen dos aspectos contradictorios: un carácter visto como no discutible por el enunciador y una estabilidad precaria al depender del contexto histórico, social y cultural del momento.
Existen premisas de distinta naturaleza: los hechos, provenientes de la observación; las presunciones, que son las buenas intenciones; los valores, como lo son la justicia, la verdad y la igualdad; y los lugares o topoi, premisas generales variables con el tiempo y almacenadoras de argumentos con el objetivo de establecer una base para los valores y jerarquías para justificar la mayoría de nuestras elecciones. Los lugares pueden clasificarse en: de cantidad (dan prioridad al valor de las cosas), de calidad (valora lo único y original) y lugar de lo existente (da prioridad a lo real, actual, lo eventual y lo imposible).
De la misma forma, existen argumentos propuestos y adversos empleados para apoyar las tesis propuestas o adversas. Es posible clasificarlos en cuatro tipos:
Argumentos mediante ejemplos: Los ejemplos se utilizan como evidencia para apoyar una generalización, pero deben estar basados en el lugar de cantidad para ser argumentos válidos, especialmente en la argumentación científica.
Argumentos por analogía: Discute dos ejemplos específicos con aspectos semejantes.
Argumentos de autoridad: Se utilizan las palabras de un enunciador considerado una fuente confiable y respetable como evidencia.
Argumentos causales: Establecen relaciones de causalidad, posiblemente complejas al no ser un efecto siempre ocasionado por una sola causa, sino por múltiples causas posibles.
Finalmente, en el nivel local se toma en cuenta el uso de recursos locales que ayudan al lector a leer un texto argumentativo, como a las pautas utilizadas para determinar las distintas voces, la tesis sostenida, las premisas y los argumentos. Los principales recursos tratados en este nivel son las modalidades discursivas y los enunciados polifónicos.
El concepto de modalidad lo podemos dividir en dos tipos de modalidad:
Modalidades de enunciación: Especifican el tipo de comunicación entre enunciador y destinatario pero ateniéndose a la forma lingüística.
Modalidades del enunciado: Caracterizan el modo mediante el cual el enunciador actúa con respecto a su enunciado.
Por otra parte, el concepto de enunciado polifónicos se refiere a los diferentes teóricos de la argumentación, como lo son: la negación polémica (la reacción a una afirmación, negativa o positiva), la cual constituye a una estructura adversativa exclusiva construida con el conector “sino que”: Él no es inteligente sino que es vago; o con el conector “pero” para dar una limitación a una afirmación anterior: Él es inteligente pero vago.